Este no es un libro de cocina cualquiera. Tampoco un recetario tradicional. Detrás de las sesenta y nueve recetas recopiladas hay una declaración de principios: el asado puede ser una experiencia creativa.
Quizás porque las autoras son mujeres –históricamente relegadas de este ejercicio–, o porque más de la mitad de las páginas incluyen pescados, hongos y vegetales de estación; aquí encontrarás una nueva forma de entender la parrilla.
Dividido en seis capítulos, desde el aperitivo hasta el postre, incluye preparaciones tradicionales, como costillar de cerdo a la chilena y entraña con chimichurri; y otras más innovadoras –con mariscos, frutas, hortalizas y cortes de carnes menos conocidos–, que promueven la estacionalidad de los alimentos y el trabajo de pequeños productores.
Choclos asados con mayonesa de albahaca, tostadas de erizos a la parrilla, chuletas con mermelada de ciruelas o un postre de peras asadas y queso de cabra comprueban la máxima de las autoras: todo es parrilleable.