100 años de la #CaperucitaDeGabriela
Hace 78 años, una talentosa y querida profesora de provincia, conocida artísticamente como Gabriela Mistral, viajó a un lejano y frío reino llamado Suecia. Allí, entre castillos nevados y hombres de nieve, recibió de manos del rey Gustavo V el prestigioso Premio Nobel de Literatura, en reconocimiento a su vasta y multifacética trayectoria como poeta, educadora, diplomática e intelectual del Valle del Elqui.
En la década de 1920, en el contexto de la Revolución Mexicana, Gabriela Mistral fue invitada por José Vasconcelos, entonces ministro de Instrucción Pública, a colaborar en la reforma educativa de México. En este escenario, Mistral desarrolló una faceta menos conocida: la de escritora de literatura infantil. Junto con su colega Palma Guillén, publicó "Lecturas clásicas para niños" en 1924, entre otros libros de cuentos folclóricos y clásicos versificados como "La Cenicienta" y "Caperucita Roja".
La versión de "Caperucita Roja" de Mistral es notable por su estilo rupturista y adelantado para su época. Ella optó por reproducir los cuentos clásicos en versos alejandrinos, de catorce sílabas perfectas, aportando un aire poético a las narraciones. Sin embargo, lo más llamativo es la forma en que Gabriela Mistral mantuvo la esencia original del cuento, incluyendo su duro y trágico desenlace.
A diferencia de las versiones más suavizadas de Charles Perrault y los Hermanos Grimm, Gabriela Mistral prefirió no edulcorar la historia. En sus versos, el lobo dice: "Ven a entibiarme el lecho" y "Caperucita cede al reclamo de amor", rompiendo con los arquetipos moralistas y manteniendo la crudeza original del cuento. Esta elección puede interpretarse como una fiel adhesión a su filosofía de realismo y preparación para la dura realidad, alejándose de las promesas y sueños inalcanzables.
¿Por qué Gabriela Mistral optó por mantener este final trágico? Tal vez buscaba poner sobre la mesa temas tabú para su época, como la pederastia, o quizás quería preparar a las niñas para un mundo sin héroes salvadores, fiel a su creencia de que todas las mujeres debían ser conscientes de su propia fuerza y autonomía.
En 2012, estos cuentos fueron reeditados en Chile por la editorial Amanuta, con ilustraciones de Paloma Valdivia, permitiendo que nuevas generaciones redescubran la visión única de Gabriela Mistral sobre los clásicos infantiles.
Gabriela Mistral no solo nos dejó un legado literario vasto y diverso, sino también una profunda reflexión sobre la educación y la realidad, utilizando los cuentos infantiles como vehículo para transmitir sus ideas y preparar a las jóvenes generaciones para enfrentar el mundo con valentía y realismo.
Si quieres leer La Caperucita Roja en verso, te dejamos el enlace. Disfruta tu lectura. 😊
#LeeUnPocoCadaDía☝️😊