AUTORRETRATO CON PIANO RUSO WOLF WONDRATSCHEK
Los encuentros con un viejo pianista ruso olvidado. Una novela magnética sobre los vaivenes de la vida y el poder de la música.
La novela arranca en un café vienés: «A mi mesa está sentado un ruso que fue pianista en su juventud, una celebridad olvidada.» Ahora el pianista, de nombre Suvorin, es un anciano desaliñado, y el escritor que cuenta su historia mantiene con él una sucesión de encuentros en los que lo incita a evocar su vida, a sacar a la luz sus recuerdos, antes de que el esquivo músico se desvanezca como un fantasma.
La narración avanza al ritmo de esos encuentros y de la rememoración del pasado. Emerge una infancia pobre pero feliz en Leningrado, y después la guerra; el maravillado descubrimiento de la ópera; la pasión por el piano, que le lleva a practicar compulsivamente, incluso con las manos metidas en los bolsillos; el opresivo clima de la Unión Soviética y los conciertos semiclandestinos de música experimental ante un escaso público compuesto por jóvenes inquietos; su paso por varias ciudades: Moscú, Londres, París, Viena; el cofre con tierra rusa que se hace traer para enterrar a su esposa; su negativa a aceptar los aplausos impostados y protocolarios, gesto que supone un suicidio en su carrera como pianista; la historia del amigo que perdió la inspiración y acabó liado con una baronesa solo por dinero, y el repaso a figuras como el compositor Alfred Schnittke, el genio loco Glenn Gould y sobre todo el gran Sviatoslav Richter, que exprimía al máximo los tempos lentos en su modo de tocar y del que el viejo ruso dice que «la experiencia de verlo al piano era más que musical, era algo dramático».
Un libro magnético sobre la libertad y la rebelión, sobre la gracia y la decadencia, sobre la vida y la memoria, y también, claro, sobre la sublime belleza de la música y los sacrificios que por ella se está dispuesto a hacer. Un libro que es una conmovedora sonata literaria, escrita con palabras en lugar de notas.
«Esta emocionante biografía ficticia de un pianista ruso es una obra de arte lingüística de principio a fin» (Wend Kässens, Wiener Zeitung).
«Un libro que se lee como una pieza musical con diferentes tempos» (Michel Krielaars, NRC).
«Wondratschek escribe tal como Glenn Gould tocaba el piano»(Stefan Kister, Stuttgarter Zeitung).
«La narración de Wolf Wondratschek es arqueología del alma»(Michael Kohtes, Die Zeit).
«Una novela fascinante y lúcida» (Peter Henning, Der Spiegel).
«Excéntrico, monomaníaco, romántico... Permitir que la voz de Wondratschek quede ahogada entre los balbuceos de la literatura actual sería un monumental error» (Patrick Süskind).
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